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Reapropiación Canábica: Descolonizando el Cannabis desde el Sur

Introducción: El regreso de una planta olvidada

La cannabis, como muchas otras plantas, ha sido despojada de su significado cultural, espiritual y medicinal. A lo largo de la historia, esta planta pasó de ser una herramienta sagrada y sanadora en diversas culturas del Sur Global a ser considerada una “amenaza” en el mundo occidental.

Sin embargo, hoy estamos viendo un fenómeno interesante: la reapropiación canábica. Las comunidades del Sur Global están recuperando el cannabis como una herramienta de resistencia, dignidad y autonomía. ¿Qué significa este proceso de reapropiación y cómo se conecta con el proceso de descolonización?

La cannabis como patrimonio cultural y ancestral

El Sur Global ha sido el principal cuidador de la cannabis durante siglos. En países de África, Asia y América Latina, el cannabis no es solo una planta, es parte de la historia, la cultura y la identidad.

Antes de la criminalización, el cannabis tenía un papel fundamental en rituales espirituales, prácticas medicinales y actividades sociales. Desde los pueblos indígenas de México hasta las comunidades rurales en Marruecos, la cannabis estaba integrada de manera natural en el día a día.

Colonialismo y la criminalización de la cannabis

Con la llegada del colonialismo, la planta fue vista bajo una nueva óptica: peligrosa, primitiva y asociada a las clases bajas y raciales. Fue prohibida y criminalizada, bajo un enfoque que demonizaba todo lo que provenía de las culturas del Sur Global.

Este proceso no fue solo una cuestión de control de una planta, sino un intento de despojar a los pueblos colonizados de su conocimiento, sus prácticas y su autonomía. La cannabis fue parte de este ataque a las formas de vida y resistencia de las comunidades oprimidas.

La reapropiación como acto de resistencia

La reapropiación canábica es una forma de resistencia ante el olvido y la exclusión. Es una declaración de poder por parte de quienes fueron despojados de su cultura y sabiduría. A través de la reapropiación, las comunidades del Sur Global están recuperando la cannabis no solo como una planta, sino como un símbolo de lucha, dignidad y reivindicación cultural.

Este proceso implica:

  • La recuperación del uso tradicional del cannabis
  • La recuperación de las semillas originales
  • El respeto por las formas de cultivo sostenibles y comunitarias
  • La defensa de los territorios frente a la biopiratería

Cannabis como herramienta de descolonización

Descolonizar la cannabis no solo significa cuestionar las leyes prohibicionistas que afectan al Sur Global, sino también abrir espacios para que las comunidades del Sur tomen el control de su relación con la planta. Esto se traduce en:

  • Promover el cultivo y uso del cannabis en formas tradicionales y no industriales
  • Reconocer y proteger el conocimiento ancestral de las comunidades canábicas
  • Desmontar la industria global del cannabis que busca apropiarse de los saberes y las tierras del Sur

Es necesario que el Sur recupere el protagonismo, no solo como productor de cannabis, sino como sujeto político que decide cómo debe ser cultivada, distribuida y utilizada.

El futuro canábico desde una perspectiva descolonial

El futuro de la cannabis debe ser construido desde las voces del Sur Global. La industria y las políticas del cannabis no pueden seguir reproduciendo dinámicas coloniales. Es imperativo pensar en un modelo que priorice la justicia social, la autonomía y la reparación histórica.

Además de la descolonización legal y política, la reapropiación canábica también abre la puerta a una revolución espiritual. Al recuperar la cannabis como un medio de sanación, las comunidades están recuperando una parte fundamental de su identidad y su conexión con la naturaleza.

Conclusión: Reapropiar para sanar

La reapropiación canábica es una herramienta poderosa para sanar las heridas del colonialismo. A través de ella, las comunidades del Sur Global no solo están recuperando una planta, sino también su derecho a decidir sobre su propio destino y a desafiar las estructuras de poder que históricamente las han oprimido.

Recuperar la cannabis como patrimonio cultural, como medicina, como símbolo de resistencia, es un acto político, espiritual y profundamente humano. Porque descolonizar la cannabis no es solo un acto legal: es un acto de dignidad.

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